NOS VISITA EL HNO. EUGENIO MAGDALENO, FMS
El 21 de junio, para los Alumnos de 3º, 4º y 5º de 10:30 a 11:20 hs, charla: "El gen del alumno marista". Y de 20 a 21 hs la Charla: "Educar en tiempos de incertidumbre", en la entrega de libretas del Nivel Secundario.
Nació en España, en el corazón de Castilla (zona agrÃcola-ganadera) y la escuela primaria la hizo en un establecimiento estatal. Hoy, a los 80 años, San Rafael cuenta con el privilegio de tenerlo como director general del colegio de los Hermanos Maristas. Es el hermano Eugenio Magdaleno.
En pocos años se ha convertido en un hombre respetado y querido en esta comunidad sureña, a donde llegó en 2010 para hacerse cargo de esta institución señera en el sistema educativo del sur mendocino.
Si bien se lo conoce por su dedicación y como un viajero incansable, cuando relata su vida en forma casi al pasar revela que fue profesor de Jorge Bergoglio (el papa Francisco) allá en la dura década del '70.
Lo recuerda como un muy buen alumno, aunque muy callado. "Siempre se sentaba cuando estudiaba la licenciatura en TeologÃa en los últimos bancos. Igual hacÃa yo en las épocas de estudiante", dice con una sonrisa que emplea casi constantemente en medio de su nutrida charla con Los Andes.
Conocedor de gran parte del mundo y especialmente de América y Ãfrica, es interminable la lista de lugares donde ha estado en su tarea como marista. Y entre esos sitios está su paso como Provincial de los Maristas en Luján de Buenos Aires, desde fines del 73 hasta el año 80. Recuerda y con un gesto serio señala: "Entonces me tocó esconder a personas perseguidas por la dictadura".
Tras ese instante vuelve su sonrisa al relatar que fue precisamente en esa época cuando conoció a Bergoglio, que era Provincial de los Jesuitas desde el 76. "Ãpoca muy dura -dice-. Fue entonces cuando tuve la oportunidad de trabajar con los jesuitas y fui profesor de la Universidad del Salvador".
Y continúa: "Cuando vine de Roma fui a San Miguel a dar teologÃa porque me habÃan pedido que ayudara ahà o en otros destinos, pero ese sitio me quedaba más cerca para ir en mi Citroën 2CV amarillo, y allà fue donde tuve de alumno al ahora papa Francisco, que estudiaba la licenciatura en TeologÃa. Ãl en esa época terminó sus estudios universitarios y fue antes de ser sacerdote, porque entró al seminario después, cuando ya tenÃa más de 30 años. Era muy callado y se sentaba en los últimos bancos. Recuerdo que era muy inteligente y sobresalÃa por eso. Después, cada vez que nos vimos cuando era arzobispo de Buenos Aires recordamos con mucho cariño esa época".
"Hace poco, de paso por la Santa Sede -relata-, tuve la oportunidad de verlo e inmediatamente me reconoció, me dedicó un saludo especial y me preguntó: '¿Y usted qué anda haciendo por aquÃ? Lo hacÃa en San Rafael...'. Yo le contesté: 'Pero hay aviones desde San Rafael hasta aquÃ', y reÃmos los dos. Fue un encuentro afectuoso, aunque corto porque era una visita protocolar de mucha gente en la audiencia privada de las siete de la mañana".
Magdaleno retoma el relato de su vida sin abundar mucho sobre ese episodio, salvo destacar el orgullo que significa para él conocer al Papa y haber sido docente suyo.
Después cuenta que cuando terminó la primaria, "los que querÃamos seguir estudiando Ãbamos a un colegio Maristas que estaba a 5 kilómetros. Fui al noviciado por invitación de un hermano marista y a los 18 años me destinaron a la Argentina, a Luján de Buenos Aires, a la Escuela Normal Champagnat, donde tuve que rendir historia y geografÃa de la Argentina para obtener el tÃtulo de bachiller. Terminé de maestro normal en primer grado e hice el profesorado de Lengua y Literatura. Luego fui a Roma, donde estudié Literatura y Lengua Francesa. Después en el 76 ya volvà a la Argentina. Antes, en el 68, fui director de la Escuela Normal y luego, en el 73, fue cuando me nombraron Provincial".
Vida de estudios
En Roma en los años 60 hizo la licenciatura en TeologÃa (luego realizó los cursos del doctorado en TeologÃa en la Universidad de El Salvador) y desde ahà pasó a ParÃs dos años para estudiar Literatura y Lengua francesa, donde obtuvo el tÃtulo de profesor de Francés en el extranjero. "Una experiencia linda porque era un momento de grandes escritores. A muchos de ellos los conocà personalmente", dice con orgullo.
"Cuando volvà de Roma en el 80 me nombraron director del colegio Belgrano y en el 85 fui nombrado delegado del CapÃtulo General Maristas y quedo como consejero del Consejero General. A mà me tocó América Latina y Ãfrica, lo que me permitió viajar mucho: conozco, puedo decir, desde Alaska a Ushuaia, y por supuesto Ãfrica y otros muchos paÃses".
El hermano Eugenio agrega a su larga lista de destinos Morón y Pergamino en los 90. "Y también he sido director de la Champagnat en Buenos Aires", relata.
Su llegada a San Rafael
"A mà me mandaron a San Rafael aunque tenÃa ganas de quedarme unos años más en la Champagnat para terminar un proyecto. Pero me enviaron acá y hoy lo disfruto. Es muy lindo San Rafael, porque uno se hace de amigos y lo mismo ocurre con los chicos. Son más tranquilos que en Buenos Aires", dice.
Recientemente fue designado por el obispo de San Rafael, Eduardo Taussig, como director de la Junta de Educación Católica en reemplazo del anterior directivo, que era un sacerdote que tuvo que trasladarse a Roma por razones de estudios.
"Tengo 80 años y estoy en paz. ¿Por qué tengo paz?", se pregunta y se responde: "Porque ahora viene lo mejor, porque estoy en el final de la vida y sé que siempre trabajé por Dios, por la Iglesia y por los chicos".
En ese momento de la charla asegura que no está solo en la vida y recuerda que fueron 9 hermanos y que nunca extrañó, porque "ellos tienen sus cosas allá (hoy sólo sobreviven cuatro) y yo acá".
"Tengo 17 sobrinos directos y muchÃsimos sobrino-nietos y siempre los visito o me visitan, pero yo estoy acá porque me enamoré de la azul y blanca y decidà hacer lo que hago acá. Lo hago por Dios, por amor a Dios. Es lo que está predicando el Papa. Todos somos hermanos, no es la raza, ni la religión, es la naturaleza humana y a ello me dedico", finaliza.
Texto: Carlos Simón en Diario LOS ANDES â domingo 24 de noviembre de 2013